Herson Huinca-Piutrin *, en Comunidad de Historia Mapuche
Por segunda vez que un jefe máximo de la Iglesia Católica se hace presente en el Wajmapu, territorio Mapuche. Ya lo había hecho el Papa Juan Pablo II en 1987, en plena dictadura militar, donde en Pampa Ganaderos (hoy Villa Juan Pablo II) saludó al «pueblo Mapuche que cuenta con su lengua, su cultura propia y sus tradiciones peculiare », pero integrándonos a la nación chilena. Lo mismo viene de realizar el papa Francisco I, en su «Misa por el Progreso de los Pueblos» donde recurrió a la retórica del tan manoseado küme mongen (buen vivir) cerrando con una invitación a ser «artesanos de unidad». Lo que me llamó la atención de todo el discurso pronunciado, y que ha sido relevado por los medios de comunicación es que «no se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro». Y es que creo que Francisco y sus asesores, los representantes de la Iglesia a nivel nacional, como también en la región de La Araucanía han tendido a obviar toda una historia de colonización, que no solamente afectó al pueblo Mapuche, sino que también a los pueblos indígenas en el mundo.
Desde diversos frentes, tanto mapuche y chileno, la visita del papa Francisco generó una diversidad de opiniones que fueron desde la consideración máxima hasta la crítica que cuestionaba el accionar de la Iglesia Católica durante los últimos 500 años. En esta visita se olvidó también que aún siguen vigentes una serie de decretos papales, como las bulas papales otorgadas en el siglo XVI, como Dum Diversas (1492), Romanus Pontifex (1455) Inter Caetera (4 de mayo 1493) que legitimaron la ocupación territorial a las monarquías de Castilla y Aragón y Portugal. Cuestiones no menores que se han trabajado y demandado por los pueblos indígenas desde 1993. Aún más, corría el año 2007 y en la 11ª Sesión del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas (cónclave internacional en el seno de Naciones Unidas donde generalmente participa el Vaticano en su condición de Estado) se decidió tratar la « La Doctrina del Descubrimiento: los continuos impactos sobre los Pueblos Indígenas » estableciéndose la responsabilidad de la Santa Sede en la deshumanización y dominación de las naciones indígenas y sus pueblos. También importante ha sido la complicidad y acompañamiento de la Iglesia Católica (a través de las misiones Jesuita, Capuchina, Franciscanos y Anglicanos) a nombre del progreso en el avance de la guerra y colonización del Wajmapu impulsado por los Estados chileno y argentino.
La gran fractura colonial que ha dejado la guerra y colonización del Wajmapu sigue presente en la memoria histórica de un pueblo que se encuentra haciendo frente a lo que no se nos ha quitado e intentar levantarnos. Sin duda que el dolor, la rabia, la frustración y el hacer frente a la discriminación y el racismo son sentimientos y sensaciones que se viven en un territorio donde el colonialismo sigue vigente. ¿Cómo se puede remediar estos sentimientos? ¿Cómo es posible pedir el reconocimiento si ya se nos ha intentado aniquilar tanto física y psicológicamente?
Por segunda vez que un jefe máximo de la Iglesia Católica se hace presente en el Wajmapu, territorio Mapuche. Ya lo había hecho el Papa Juan Pablo II en 1987, en plena dictadura militar, donde en Pampa Ganaderos (hoy Villa Juan Pablo II) saludó al «pueblo Mapuche que cuenta con su lengua, su cultura propia y sus tradiciones peculiare », pero integrándonos a la nación chilena. Lo mismo viene de realizar el papa Francisco I, en su «Misa por el Progreso de los Pueblos» donde recurrió a la retórica del tan manoseado küme mongen (buen vivir) cerrando con una invitación a ser «artesanos de unidad». Lo que me llamó la atención de todo el discurso pronunciado, y que ha sido relevado por los medios de comunicación es que «no se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro». Y es que creo que Francisco y sus asesores, los representantes de la Iglesia a nivel nacional, como también en la región de La Araucanía han tendido a obviar toda una historia de colonización, que no solamente afectó al pueblo Mapuche, sino que también a los pueblos indígenas en el mundo.
Desde diversos frentes, tanto mapuche y chileno, la visita del papa Francisco generó una diversidad de opiniones que fueron desde la consideración máxima hasta la crítica que cuestionaba el accionar de la Iglesia Católica durante los últimos 500 años. En esta visita se olvidó también que aún siguen vigentes una serie de decretos papales, como las bulas papales otorgadas en el siglo XVI, como Dum Diversas (1492), Romanus Pontifex (1455) Inter Caetera (4 de mayo 1493) que legitimaron la ocupación territorial a las monarquías de Castilla y Aragón y Portugal. Cuestiones no menores que se han trabajado y demandado por los pueblos indígenas desde 1993. Aún más, corría el año 2007 y en la 11ª Sesión del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas (cónclave internacional en el seno de Naciones Unidas donde generalmente participa el Vaticano en su condición de Estado) se decidió tratar la « La Doctrina del Descubrimiento: los continuos impactos sobre los Pueblos Indígenas » estableciéndose la responsabilidad de la Santa Sede en la deshumanización y dominación de las naciones indígenas y sus pueblos. También importante ha sido la complicidad y acompañamiento de la Iglesia Católica (a través de las misiones Jesuita, Capuchina, Franciscanos y Anglicanos) a nombre del progreso en el avance de la guerra y colonización del Wajmapu impulsado por los Estados chileno y argentino.
La gran fractura colonial que ha dejado la guerra y colonización del Wajmapu sigue presente en la memoria histórica de un pueblo que se encuentra haciendo frente a lo que no se nos ha quitado e intentar levantarnos. Sin duda que el dolor, la rabia, la frustración y el hacer frente a la discriminación y el racismo son sentimientos y sensaciones que se viven en un territorio donde el colonialismo sigue vigente. ¿Cómo se puede remediar estos sentimientos? ¿Cómo es posible pedir el reconocimiento si ya se nos ha intentado aniquilar tanto física y psicológicamente?